Mientras en Salta el gobernador Gustavo Sáenz se pone la campaña al hombro, recorriendo barrios, sumando apoyos y enfrentando el desafío más grande antes de las elecciones de octubre donde se pone en juego su propia cabeza; el intendente capitalino Emiliano Durand eligió otro destino: París, la ciudad del amor… y de los croissants.
Sí, aunque cueste creerlo, mientras la provincia se juega tres bancas de diputados nacionales y tres de senadores en una elección clave para el futuro, el jefe comunal disfruta del verano europeo junto a su mano derecha, el jefe de Gabinete Juan Manuel Chalabe.
La escena es insólita: Sáenz multiplicándose por todos lados en actos, caminatas y reuniones, mientras su supuesto aliado político “descansa” frente a la Torre Eiffel. Una postal que no necesita subtítulos: un gobernador trabajando, un intendente de paseo después de haber bajado una orden, la municipalidad trabaja para Urtubey.
En la Municipalidad, la silla del intendente está vacía. El que hace malabares es el presidente del Concejo Deliberante, Darío Madile, convertido en bombero voluntario de la gestión. Le toca apagar los fuegos cotidianos mientras el verdadero intendente se dedica a recorrer museos y cafés franceses.
Para maquillar la ausencia, el equipo de Durand programó publicaciones en redes sociales. Fotos viejas, mensajes genéricos y una puesta en escena digital que intenta tapar una ausencia física demasiado evidente. La ciudad se entera por las redes que “todo sigue igual”, cuando en realidad el jefe político acumula millas aéreas y selfies parisinas.
Turismo VIP a costa de los contribuyentes
El relato oficial habla de “agendas complejas” y supuestas reuniones de trabajo. Pero nadie puede explicar qué tipo de gestión municipal requiere croissants y champán en la ribera del Sena. ¿Se trata de alumbrado público versión Torre Eiffel? ¿O de transporte inspirado en el Metro de París?
Lo que sí es claro es que los salteños financian, sin saberlo, un viaje de placer disfrazado de nada. Y mientras tanto, la capital sigue esperando soluciones que nunca llegan.













