En un nuevo episodio de la saga Emiliano Vs. Taxis y Remises, los trabajadores al volante le declararon la guerra al Intendente salteño, El intendente runner de Saltadilla, Emiliano Durand, abogado y periodista, especialista en marketing político ahora quiere regular las aplicaciones de transporte… y terminó provocando una rebelión gremial digna de un paro nacional con bombos prestados por la UTA.
“Venimos sufriendo con el proyecto que impuso el intendente cuando había muchas cosas más importantes para hacer que regularizar una aplicación, por ejemplo las aplicaciones internacionales como Uber y DiDi, que vienen destruyendo a los taxistas desde el 2020” , dijo Patricia Lang, la titular de la Asociación Civil de Taxis, que habló con FM Profesional.
Lang denunció que el proyecto de Durand le da a las apps la libertad de cobrar lo que quieran, mientras los taxis siguen regulados por la AMT, esa institución que aprueba aumentos con la velocidad de una tortuga deprimida.
“Nosotros no podemos poner el precio que se nos canta, ¡esto es un desmadre!”, ..disparó. Y tiene razón: en Salta un viaje en app puede salir lo mismo que una parrillada para dos en Vaqueros, pero sin vino ni mantel.
El reclamo: que los concejales oficialistas —los mismos que hasta hace poco se sacaban selfies con el intendente— “abran los ojos”. ¿Se referirá a que lean el proyecto o a que miren las encuestas? Lang denunció que el proyecto de Durand le da a las apps la libertad de cobrar lo que quieran, mientras los taxis siguen regulados por la AMT, esa institución que aprueba aumentos con la velocidad de una tortuga deprimida.
“Nosotros no podemos poner el precio que se nos canta, ¡esto es un desmadre!”, disparó. Y tiene razón: en Salta un viaje en app puede salir lo mismo que una parrillada para dos en Vaqueros, pero sin vino ni mantel.La bronca viene acumulada.
No solo porque el proyecto favorece a las aplicaciones, sino porque Durand lo impulsó sin anestesia, sin mate de por medio y sin una mínima simulación de diálogo. Y eso, en Salta, es pecado capital: ni Gustavo Sáenz se animó a tanto. Claro que el gobernador anda bastante ocupado jugando a ser presidente del Norte Grande, mientras en casa suben las boletas de EDESA y crece el Pilcomayo.
Los taxistas, curtidos de marchas y operativos clamor, no se van a quedar callados. Ya avisaron que si es necesario van a acampar en la plaza, o peor: empezar a aceptar tarjetas de crédito, lo cual es una amenaza que ni Uber se atrevió a lanzar.
El Concejo Deliberante, mientras tanto, sigue tratando el proyecto con la velocidad habitual: dos reuniones, tres dictámenes cruzados, una pausa para selfies y fotos y un debate que termina cuando Jose Garcia canta “La Cigarra”.Y mientras todo esto pasa, el salteño sigue en el medio: esperando que alguien, algún día, piense en su economía y en su derecho a movilizarse con libertad en remis, taxi, auto, monopatín o bicicleta.













