Pasajes en clase ejecutiva, paseos por la Quinta Avenida, y selfies con la Gran Manzana de fondo. No es una película. Es la realidad del intendente Emiliano Durand, quien abandonó una ciudad en ruinas para vacacionar con estilo en el verano norteamericano, mientras Salta arde —literal y metafóricamente— bajo el sol de julio.

En plena crisis municipal, con calles intransitables, barrios sin luz y empleados reclamando sueldos que no alcanzan ni para sobrevivir, el jefe comunal decidió que era buen momento para una escapada al imperio del dólar. Porque claro, mientras el pueblo lucha por llegar a fin de mes, él se da gustos que ni un CEO de Silicon Valley.

El “Princeso” que vive como rey: Durand y su reality show con fondos públicos

Durante años se vendió como empresario exitoso, pero basta revisar los registros: Durand fue empleado estatal durante más de una década. ¿De dónde salieron los millones para sus escapadas VIP? Del mismo lugar de siempre: del bolsillo de cada salteño que paga impuestos abusivos sin ver una mejora en su ciudad.

Hoy las redes lo apodan “El Princeso” o “Emily”, y no es por cariño. La desconexión con la realidad es obscena. La gente se rompe los autos en los cráteres urbanos, queda a oscuras por la falta de iluminación pública, y se enfrenta todos los días al desamparo de una ciudad que perdió su brillo… y su rumbo.

Impuestos por las nubes, servicios por el piso

¿Sabía usted que los impuestos municipales aumentaron más del 500%? ¿Y qué obtiene a cambio? Baches, basura, abandono. Salta pasó de ser “La Linda” a ser “La Sucia”, “La Rota”, “La Capital de la Gente en Situación de Calle”. Un cementerio urbano con nombre turístico.

Hasta las ciclovías, una conquista urbana básica, fueron eliminadas para dar paso a estacionamientos pagos. Todo es recaudación, nada es inversión. Mientras tanto, los funcionarios se reparten viajes internacionales como si fueran premios a la ineficiencia.

Chalabe en Europa: ¿turismo o scouting para la realeza municipal?

Hace apenas unos meses, Juan Manuel Chalabe, el número dos de Durand, también se tomó su recreo europeo. ¿Coincidencia? Difícil de creer. ¿Será que fue a elegir castillos para futuras escapadas de su jefe? El desparpajo con el que se mueven estos funcionarios raya en el insulto. Y lo peor: todo lo pagan con la tuya.

¿Hasta cuándo los salteños seguirán financiando los caprichos de una casta que vive como millonarios mientras el pueblo se hunde? Exigimos respuestas, explicaciones y sobre todo, gestión. Porque gobernar no es turistear.

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